Vencieron a los Rays 3-1 en el sexto juego esta martes.
Una de las sequías más grandes del deporte se acabó, los Dodgers de Los Ángeles volvieron a coronarse en la Serie Mundial después de 22 años y lo hicieron con clase, dominaron la temporada de principio a fin y por fin llegó el tan ansiado título que no lograban desde 1988. El séptimo de las Grandes Ligas en sus vitrinas.
La participación mexicana fue clave para la victoria de los Dodgers por pizarra de 3-1, pero los dos mexicanos en la lomita respondieron cuando más se necesitaba, primero Víctor González con tres bateadores ponchados de forma consecutiva y apuntándose el juego ganado con labor de una entrada y un tercio y posteriormente el salvamento que se lo lleva el oriundo de Sinaloa, Julio Urías con labor de 2 entradas con 4 ponches.
El mejor jugador de los Rays, Randy Arozarena puso la primera carrera con un cañonazo en la primera entrada con Tony Gonsolin lanzando y dejando ese dato de que en todos los juegos de la Serie Mundial se dejaron carreras en el primer episodio.
El abridor de los Rays Blake Snell tuvo una gran salida, sin embargo no fue suficiente. Falló el bullpen. Snell logró mantener a raya la ofensiva angelina con apenas un hit en 5 entradas. Con menos de 80 lanzamientos decidieron sacarlo y fue cuando vino la debacle. Nueve ponches recetados en lo que parecía ser su noche.
En la sexta entrada un wild pitch del relevista Nick Anderson provocó la carrera del empate con anotación de Austin Barnes y entonces la carrera de la ventaja estaba en Mookie Bets en el tercer inning. Con un rodado de selección Bets se fue lanzado con su velocidad para llegar ‘safe’ en ‘home’ y poner el juego 2-1.
Ya en la octava entrada el mismo Betts volvió a despegar a Dodgers y sepultar el ánimo de los Rays en el octavo inning.
Y es así como termina una temporada inédita de las Grandes Ligas, pocos juegos, pero muy intensos. Sin duda, el béisbol por momentos hizo olvidar lo que se vive en el mundo. Nos vemos en primavera.