En la primera ocasión, se vio obligada a posponer su boda.
La señora Elicela enfrentó el cáncer de mama en dos ocasiones; la primera en 1994, justo cuando hacía los preparativos para su boda. El apoyo moral de su prometido y la atención médica oportuna la mantuvieron con vida y actitud positiva.
En junio de 1994, cuando estaba por recibir el anillo de compromiso, detectó una bolita en un seno, la cual después de realizarle los estudios resultó ser un tumor maligno; “sentí miedo, para mí la palabra cáncer era sinónimo de muerte”, refirió.
No obstante que se moviliza en silla de ruedas debido a secuelas de poliomielitis que sufrió cuando tenía nueve años, Elicela enfrentó el cáncer animada por su ahora esposo, a quien desde el momento que le informó que tenía cáncer la animó.
El tratamiento de quimioterapia que recibió en el Hospital No. 30 del IMSS en Mexicali culminó el 24 de marzo de 1995. Después de recuperarse, procreó a una hija, que actualmente cuenta con 22 años de edad.
Sin embargo, su historia de vida tiene un episodio más de lucha, ya que, por segunda vez, en el año 2004, Elicela presentó un tumor confirmatorio de cáncer. Fue atendida nuevamente en la clínica 30 por el doctor Rafael Estrada Caravantes.
Después de su doble experiencia, terapias y convivencia en el grupo de Autoayuda Por Amor a la Vida, recomendó a toda mujer que se revise continuamente: “No importa la edad que tengan, y en cuanto noten algo extraño no duden en acudir al médico; he conocido bastantes personas que desatendieron ese tema y después ya fue demasiado tarde”, advirtió.
Para ella, la quimioterapia es la oportunidad de vida, ya que desde el momento que el doctor dice que es cáncer, nace la esperanza aún con los efectos secundarios del tratamiento.
Aunque se encuentra recuperada, para la señora Elicela el miedo al cáncer prevalece; por ello, dice que disfruta todos los días, el aire, el calor y cualquier detalle que la vida le ofrece.
La doctora Marisol Silva Bastidas, coordinadora auxiliar médica en Salud Pública, afirmó que un apoyo fundamental para la identificación temprana es la autoexploración mamaria, la cual debe practicarse a partir de los 20 años de edad y la periodicidad para efectuarla es al menos una vez cada mes.
“Lo más importante en la prevención de este padecimiento es saber que es curable si se diagnostica en sus primeras etapas y se indica el tratamiento en forma oportuna y adecuada”, concluyó.