Junta militar también reportó más de 3 mil heridos tras sismo que devastó la región.
Birmania enfrenta una de sus peores tragedias humanitarias tras el potente terremoto de magnitud 7.7 que sacudió el país el pasado viernes. Las autoridades militares confirmaron este sábado un balance de 1,644 muertos y 3,408 heridos, con daños catastróficos en seis regiones, incluyendo la segunda ciudad más grande del país, Mandalay, donde al menos 90 personas permanecen atrapadas bajo los escombros de un edificio residencial colapsado.
El desastre ha forzado un inusual llamado de ayuda internacional por parte de la junta militar, que gobierna el país desde el golpe de estado de 2021. El líder Min Aung Hlaing solicitó expresamente asistencia a cualquier país y organización, reconociendo la magnitud de la emergencia.
La Cruz Roja local alertó sobre las dificultades para las operaciones de rescate, agravadas por el cierre del aeropuerto de Mandalay y el precario estado del sistema de salud birmano, debilitado por años de conflicto interno.
Mientras equipos internacionales se preparan para llegar a la zona, el terremoto ha expuesto la vulnerabilidad de una nación ya fracturada por la inestabilidad política. Organismos como la UE y la ONU coordinan el envío de ayuda humanitaria, en lo que podría convertirse en una de las operaciones de rescate más complejas de la región en años recientes.