Detenidos en el tiempo, así viven los menonitas.
Esto es un viaje en el tiempo, si alguna vez te has preguntado cómo vivía la gente hace 200 años, solo tienes que visitar una comunidad menonita y conocerás una cultura que prácticamente quedó atrapada en el tiempo. Los menonitas son protestantes, generalmente conservadores que no quieren tener nada que ver con el mundo moderno.
En su mayoría, sus comunidades se rigen no por las leyes locales, si no por usos y costumbres que datan del siglo XVI. En algunas escuelas tradicionales los niños solo estudian la biblia en alemán antiguo y no aprenden otros idiomas, ni historia o geografía.
Podríamos decir que los menonitas huyen de la civilización, son autosustentables, hacen su propia comida, ropa y herramientas, pero esta vez, la modernidad los ha alcanzado.
RANCHO MENONITA
Los menonitas son reservados en su espacio personal, pero Don Abraham Peters nos abrió las puertas de su rancho en el municipio de Cuauhtémoc, en Chihuahua, México para conocer un poco más sobre su cultura y estilo de vida.
Es una comunidad silenciosa que reactivó la alimentación y la economía de los países cuando lo necesitaron. Son pacifistas (rechazan el servicio militar) y religiosos anabaptistas, corriente derivada del cristianismo. Se distinguen por el trabajo agrícola. Su sistema surgió en Holanda y se extendió a Polonia, Rusia luego a América por Canadá y finalmente a México.
Don Abraham nació y creció en este rancho de avena, frijol y maíz, tiene 72 años y vive junto a su esposa que prefirió no salir en cámara. Tienen vacas, caballos, perros, ovejas y gallinas.
Le ha tocado experimentar la evolución de las maquinas, incluso le gusta coleccionar algunas. Aún tiene un molino de viento y algunos manuales para sacar agua de los pozos, aunque ya cuenta con servicios públicos.
Siempre usa overoles por comodidad. Cuando sus ancestros llegaron a Cuauhtémoc sólo había el tren y los fogoneros utilizaban esta ropa, de ahí el origen.
Los menonitas tradicionales creían en la educación básica, no muy avanzada porque sino los jóvenes ya no iban a querer ensuciarse las manos en el campo. Pero ahora es la falta de tierras la que ha hecho que busquen nuevos horizontes y por lo tanto se vaya perdiendo la cultura.
Don Abraham se siente orgulloso de sus raíces, por ello ha dedicado tiempo para documentar parte de la historia de su comunidad en México que dio y sigue dando tanto a este país.