Masa de hielo podría fracturarse y alterar fuentes de alimento para pingüinos y focas.
El iceberg A23a, una de las masas de hielo más grandes jamás registradas, ha quedado varado en aguas poco profundas cerca de la isla de Georgia del Sur, hogar de millones de pingüinos y focas. Con una extensión de 3.234 km², este coloso podría comenzar a fracturarse en las costas suroccidentales de la isla, lo que representaría un desafío para la navegación y podría alterar las fuentes de alimento de especies como los pingüinos macaroni.
A pesar de los riesgos, el derretimiento del iceberg liberará nutrientes que favorecerán la proliferación de fitoplancton, base de la cadena alimentaria marina. Sin embargo, el desprendimiento de grandes fragmentos de hielo podría obstaculizar la actividad pesquera y afectar negativamente a algunas especies.
El A23a se desprendió de la plataforma de hielo Filchner-Ronne en 1986, pero quedó atrapado en un remolino oceánico durante décadas hasta que se liberó en diciembre pasado. Desde entonces, ha recorrido el «callejón de los icebergs» y, en febrero, llegó a desplazarse a 30 km diarios antes de quedar varado a 80 km de Georgia del Sur.
El proceso de descomposición del iceberg no solo afecta la superficie del océano, sino también el fondo marino, donde arrasa con corales y esponjas. Aunque esto representa un cataclismo para estos organismos, forma parte del ciclo natural del ecosistema.
Las preocupaciones también se extienden a los pingüinos macaroni, que podrían enfrentar dificultades para acceder a sus zonas de alimentación, similar a lo ocurrido en 2004 con un iceberg en el mar de Ross. Las autoridades y científicos monitorean de cerca la situación para mitigar los impactos en la biodiversidad y las actividades humanas en la región.