La continuidad del proyecto es una incógnita con el triunfo de Joe Biden.
Fue la principal promesa de Donald Trump en la campaña que lo llevó a la presidencia de Estados Unidos, una barrera más imponente en los límites con territorio mexicano, pero también más cara y difícil de construir de lo que se creía, es el muro de Trump.
Según Trump este muro evitaría la migración sin control y el tráfico de drogas, pero las personas han encontrado nuevas formas de alcanzar sus objetivos, cuales quiera que estos sean.
Por ejemplo, en el cañón Zapata de Tijuana, uno de los vecinos explicó que los «polleros» llegan con una sierra eléctrica y cortan la parte de abajo de las barras metálicas y en cuestión de segundos los dejan como péndulos, colgando únicamente de arriba, y por ahí cruzan a las personas corriendo con la intención de llegar a la zona conurbada de San Diego.
Se estima que a lo largo de esta frontera se registran cuatro millones de cruces legales diarios y otros mil sin documentos, por ello le dicen la más transitada del mundo en el inicio de Latinoamérica.
El costo del muro es de 22 mil millones de dólares, 10 mil más de los que dijo Trump en campaña. Aún así comenzó su construcción a principios de 2018, sin embargo la obtención de los recursos ha sido el principal obstáculo.
Para especialistas en temas migratorios la construcción de este muro no ha frenado la búsqueda del sueño americano, pero ha orillado a las personas a buscar rutas más peligrosas.
Otra de las críticas que ha recibido el proyecto es la construcción sobre corredores biológicos de especies en peligro de extinción y la explotación de las reservas de agua a su paso.
De los tres mil 175 kilómetros totales, se estima que para 2021 se alcancen los primeros 800, pero según CBP apenas suman poco más de 515, por ello continúan a marchas forzadas pese a la pandemia por el Covid19.
Sin embargo, con la ratificación del triunfo de Joe Biden y su inminente toma de protesta para el 20 de enero de 2021, el futuro del proyecto del gran muro es una incógnita.