Bajo el pretexto de incitar al odio pueden ser censurados.
Como tener plumas o bolígrafos, cuadernos o libretas en su escritorio, Luis Gonzalo Pérez, corresponsal en Venezuela para medios internacionales tiene chalecos antibalas, cascos blindados y máscaras antigases.
Por informar situaciones que el gobierno o lo que llama él, el régimen de Nicolás Maduro, no quiere, ha sufrido agresiones físicas y verbales.

Jesús Medina, también es periodista, ha sufrido tres allanamientos en su hogar, ha sido secuestrado, torturado y detenido varias veces por la misma razón: informar.
Su familia vive en el exilio, como muchos otros ciudadanos, muchos otros periodistas que han salido de su país por temor. Jesús por lo que ha sufrido aceptó que tiene miedo, pero le da más miedo el sufrimiento de la población y por ello se quedó en su país. Aquí el significado de la vocación realmente cobra sentido.

RCTV, NTN24, CNN en Español, BBC y hasta National Geographic son algunos de la larga lista de medios locales y extranjeros que han sido censurados, sacados de la señal abierta de televisión o radio, incluso de los sistemas de paga o periódicos que ya no circulan.
Los medios tradicionales en Venezuela, a los que la mayoría tienen acceso, son oficialistas. El contrapeso se intenta en los medios digitales.

Miguel Ángel Fernández, periodista de experiencia en Venezuela y director del medio Caraota Digital explicó cómo a través del contenido diversificado para cada red social han intentado aumentar sus seguidores para que la información llegue a más personas en un país con uno de los peores servicios de Internet en Latinoamérica.
Los periodistas en Venezuela están acostumbrados a trabajar con miedo, saben que en cualquier momento pueden ser detenidos, que harán algo para intimidarlos o que su medio simplemente será censurado, declaró la periodista Natalia Perestrello, reportera de Caraota Digital.

En Venezuela, los periodistas, bajo el pretexto de incitar al odio pueden ser censurados, detenidos o agredidos por lo que ejercer este oficio durante una dictadura se convierte en un acto de valentía.