Los disturbios en su recorrido hacia la frontera norte entre 2018 y 2019 causó, a diferencia de la comunidad hatiana, que los centroamericanos no tengan tan buena imagen entre ciertos sectores de la población fronteriza, y es que es más fácil que algo negativo se propague a un esfuerzo positivo.
Contra viento y marea es un comedor en el centro de Tijuana para personas con necesidad donde se reparten alrededor de 100 comidas cuatro veces a la semana y es coordinado y operado en su mayoría por migrantes centroamericanos.
Hacer el bien sin mirar a quién es parte de la filosofía de este esfuerzo que acopia donativos de la comunidad y los reparte entre quienes por diversas circunstancias se quedaron sin hogar o no tienen para comprar sus alimentos.
La integración migratoria en Baja California es uno de sus distintivos, por ello en el comedor se combinan esfuerzos de personas de diferentes nacionalidades, como Doña Esther Morales, mexicana deportada que gracias a un pequeño comercio de tamales salió adelante y hoy a vuelto a ayudar a los más necesitados a pesar de haber sufrido recientemente un atentado que por poco y acaba con su vida.
Las necesidades abundan entre nuestra comunidad y más en tiempos de pandemia, por ello doble el esfuerzo que hacen estos migrantes por devolverle algo a la tierra donde finalmente han encontrado oportunidades, en La Tijuana Que Yo Quiero.