Más de 60 mil personas continúan desaparecidas en México.

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Siguen apareciendo fosas clandestinas con cuerpos en distintos puntos.

El cuerpo en descomposición que encontraron mientras grabábamos estaba enterrado a un metro de profundidad, en un terreno cerca de un fraccionamiento en el que sólo hay vegetación agreste y basura, tal vez muchas personas caminaron por encima y nunca imaginaron que debajo había un cadáver.

Todavía se puede apreciar parte del cuero cabelludo, el cráneo, los huesos, un pantalón de mezclilla, aparentemente una cartera y tenis deportivos. El hallazgo fue el resultado de una jornada de búsqueda que familiares de personas desaparecidas en México realizan para tratar de encontrar a sus seres queridos.

Guadalupe Aragón, mujer de la tercera edad, fue una de las primeras que por su cuenta empezó a buscar a su hijo y lo encontró en una fosa común, pero antes localizó otros 14 cuerpos y sigue ayudando.

Acabar con la incertidumbre y la pena de no saber dónde está tu hijo, tu hermano, tu padre, tu madre o tu amigo es el motor que impulsa a estas personas a buscar por su cuenta, porque el gobierno solo no lo hace o cuando lo hace pocos resultados da.

Hasta inicios de 2020 en México había 61 mil 637 personas desaparecidas y tan sólo este grupo de colectivos de búsqueda en el estado de Baja California ha encontrado más de 150 cuerpos.

Días antes de la grabación que hicimos, en el mismo terreno, en los límites entre los municipios de Tijuana y Tecate localizaron 13 cadáveres en fosas clandestinas.

Por investigaciones propias o «pitazos» como le dicen a los datos de informantes anónimos llegan a un lugar y se distribuyen, algunas veces como ésta, con apoyo de las autoridades, perros de búsqueda y hasta drones. Pero sus herramientas principales son sus piernas y unas varillas puntiagudas que entierran para detectar movimientos en la superficie y el olor de posibles cuerpos en putrefacción, que enterrados pueden tardar hasta 4 ó 5 años en desintegrarse por completo.

El objetivo de las personas es dar con sus seres queridos vivos, pero por fuerte que se escuche consideran que es mejor localizarlos muertos que no encontrarlos nunca.

Solamente alguien que ha atravesado el calvario de la desaparición de un ser querido comprende la magnitud de un dolor así, no importan las causas, cuando en un país de leyes y justicia ninguna persona debería desaparecer.