Una realidad en la frontera que muchos prefieren ignorar.
Millones de seres humanos en el mundo no tienen un hogar, por diversas circunstancias y decisiones equivocadas en sus vidas terminaron en situación de calle, recurriendo a los lugares más inesperados para vivir.
Algunos duermen en las alcantarillas y drenajes, entre aguas sucias y contaminación. Otros en hoyos y cuevas improvisadas, debajo de los puentes vehiculares o de plano en las alturas entre las ramas de los árboles.
José aunque aparenta menos edad tiene 63 años. Vivió mucho tiempo en Estados Unidos pero fue deportado a México donde desde hace más de un año vive en los árboles.
Dice que está más a gusto en las alturas donde nadie lo molesta al descansar, principalmente los policías que cuando lo ven en la calle ya ni siquiera hacen el esfuerzo por detenerlo, sólo le abren la puerta de la patrulla para que se suba.
Además de los árboles, algunas personas están optando por buscar lugares diferentes a las banquetas y parques donde generalmente habitan quienes están en condición de calle.
Por ejemplo, Sergio Orlando es un joven que improvisó un pequeño gimnasio de boxeo en la que dice es su casa: la canalización del Río Tijuana en los límites entre México y Estados Unidos, lugar al que algunos llaman el picadero más grande en la frontera.
Pero es su cuarto lo que más llama la atención, una pequeña cueva subterránea, improvisada, sobre las tierras del canal para protegerse del frío y la mirada de quienes transitan por ahí.
Afuera dos latas para sostener el sartén mientras quema la madera son su estufa, narró el migrante que llegó hace años desde Guadalajara a la frontera nada más acompañando a un amigo y ya no regresó.
Otros han optado por los drenajes y alcantarillas, lugares a los que autoridades y otras personas no se atreven a entrar. En medio de los focos de infección han encontrado su mejor refugio de seguridad.
La mayoría de quienes están en situación de calle tienen depresión y adicción porque tomaron malas decisiones y no hubo quien los ayudara o corrigiera. La necesidad ahora los hace recurrir al instinto de supervivencia, son seres humanos que buscan refugios con la esperanza de convertirlos en su hogar.